Hace semanas hablábamos en nuestro blog de los puertos deportivos como elementos de atracción turística incluso como respuesta a esa nueva tipología que visita la Costa en busca del concepto de bienestar, preocupado por la sostenibilidad del destino, por la no agresión al entorno. Es en este punto, donde nace la pregunta ¿puede ser un puerto deportivo sostenible? ¿Responde a esta demanda del visitante?

Si atendemos a la definición que la RAE hace del término sostenibilidad, vemos como hace referencia a la cualidad de perdurar por sí mismo, la cuestión de qué manera va una puerto deportivo a permanecer. Pues aparte de conseguir mejoras en el sector que pasan por reivindicaciones ya habituales como disminución de cánones, renovaciones de concesiones y permisos de ampliaciones y agilización de nuevos proyectos en marcha, algo que exigiría la buena voluntad y la involucración de entidades pertinentes que entendemos velan por la no extinción de los puertos; cabría preguntarnos qué otros aspectos podemos tener en cuenta para que estos puntos de activación económica, lugares de generación de empleo y prosperidad local, continuaran en el tiempo.

Atendiendo a uno de los valores de la Asociación, la Responsabilidad Social y el respeto al entorno medioambiental encontramos la clave. En el camino hacia la sostenibilidad de un puerto deportivo, como si de una empresa u organización se tratase, nos encontramos con que la integración de acciones de Responsabilidad Social en la estrategia de un puerto, es una herramienta que nos ayudará a alcanzar esa permanencia. “La Responsabilidad Social, una inversión, no un gasto”, así se titula el proyecto presentado por el Clúster Marítimo que culminó finalmente en un Manual de Buenas Prácticas aplicable al sector.

Este concepto que ya es bastante más habitual en entornos empresariales también es aplicable a un puerto deportivo. La Responsabilidad Social trabaja en tres áreas: económica, social y medioambiental. La primera de ellas está más bien relacionada con la transparencia y buen gobierno, algo alentador y que debería ser más que exigible en los tiempos en los que nos encontramos. El aspecto social trabaja aspectos vinculados a las relaciones con la comunidad local, la atención y satisfacción de los clientes/visitantes así como el clima laboral que existe dentro la instalación, cómo cuidamos a nuestro personal, ¿lo formamos? ¿cuentan con medidas para conciliar? Y por último, el aspecto medioambiental muy unido a la eficiencia energética, tratamiento de residuos…

Contamos con referencias y señales que nos demuestran que la Responsabilidad Social también es aplicable al sector náutico y que éste a su vez es sensible a estas cuestiones. En 2008, tuvimos el placer de reunir a directivos, personalidades y puertos de toda España en la I Jornada sobre Puertos Deportivos y Medio Ambiente celebradas en Marbella. Posteriormente, en 2009 Inmaculada Rojo, catedrática de la UMA, elaboró un Estudio sobre Responsabilidad Social en Puertos Deportivos y desde 2010 podemos ver como Marina Port Vell publicaba su Memoria de Sostenibilidad. Además, de la ya mencionada iniciativa del Clúster Marítimo.

Luego… nos enfocamos, nos dirigimos hacia esa sostenibilidad, tomando de la mano la Responsabilidad Social.