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La España resquebrajada

La España resquebrajada
Parece que el destino se ha ensañado contra nuestra desafortunada nación, y no contentos con ver unos políticos deformados por la corrupción, el personalismo, el orgullo, la picardía, la ignorancia, la mentira, la adulación, la codicia, y la irresponsabilidad, que nos han llevado con su comportamiento a sumergirnos en un Estado del malestar social, podemos ver también, cómo se van esfumando, día a día, los logros sociales alcanzados antaño, quedando una sociedad fragmentada y en total desesperanza.

Ahora nos hemos dado cuenta, de que construimos una estructura administrativa super excesiva que no podíamos sufragar y que además está obsoleta. Los gobiernos de turno de la nación, las diez y siete Comunidades Autónomas con su cohorte innumerable de políticos y “enchufados”, los Ayuntamientos municipales y cuantiosos organismos inútiles, han venido derrochando un gasto público innecesario y sin freno que ha socavado los cimientos del Estado. Y para colmo, los susodichos, encima quedan impunes. Con el resultado de que ahora, la estructura del edificio está seriamente dañada.

Dijo Heráclito (470 a.C.): “Los hombres son tan olvidadizos y descuidados de lo que ocurre a su alrededor en sus momentos de vigilia como cuando están dormidos. Tontos, aunque oyen, son como sordos. A ellos se les aplica el proverbio de que cuando están presentes están ausentes. Uno no debería actuar ni hablar como si estuviera dormido. Los despiertos tienen un mundo común; los durmientes tienen un mundo privado cada uno...”.

Este adagio, viene como el anillo al dedo, y se puede aplicar a nuestra sociedad, como también, a los pasados y presentes gobernantes, banqueros, dirigentes sindicalistas, la patronal etc. Todos enconchados en una casta o trasformados en una especie de agrupación organizada, cuyo interés primordial es mantener su poder a ultranza y su bienestar económico en detrimento del trabajador/a, ciudadano que los alimenta.

Este filósofo griego sacude al hombre para que despierte, porque aún estando “despierto” en apariencia, en el fondo de nuestro ser estamos totalmente dormidos. Si bien, Heráclito no desprecia el uso de los sentidos, como Platón, y los cree indispensables para comprender la realidad, sostiene que con ellos no basta y que es igualmente necesario el uso de la inteligencia.

He aprendido a estar abierto a todo, dispuesto para creer o no creer, para intentar entender en mi gran ignorancia los acontecimientos de la vida. Me dirijo a mis iguales, a la gente que está en la universidad de la calle como yo, para compartir que, en el devenir de los años, hemos contemplado cómo los dos principales partidos que se han venido sucediendo en el gobierno de nuestra nación han ido acomodando la estructura de la unidad del edificio del Estado a sus intereses partidistas y al beneficio de la banca a la cual sirven con devoción, quitando por aquí un pilar que les molestaba, derribando por allá un tabique que les impedía ensanchar sus límites, etc. Hasta llegar a quebrantar el edificio, haciendo que todo ensamblaje se rompa, mientras una pieza se ajusta, la otra se disloca.

Hemos perdido como ciudadanos, la conciencia de la identidad e integridad del Estado en el cual vivimos y hemos olvidado que todos estamos comprometidos a participar con nuestro trabajo y solidaridad tributaria para poder mantener una estructura social que nos sirva por derecho, bajo el techo que nos cobija. ¿Dónde estaban los responsables del pasado gobierno, su presidente y ministros, y los de los organismos oficiales, como los del Banco de España, en su obligada labor de control e inspección del erario público? ¿Para qué nos ha servido mantener tanto cargo político inútil e irresponsable? Estamos agotados los ciudadanos de ser siempre el pararrayos de los despilfarros y errores de nuestros malos administradores dirigentes políticos, malgastando nuestros esfuerzos económicos para que éstos los dilapiden y los utilicen bien en beneficio propio o a su antojo, de unos y de otros, enfangando nuestras vidas y haciendo de nuestra andadura un camino tortuoso preñado de desempleados, pobreza y desesperación.

Somos un pueblo latino “sancho-pancista”, a mucha honra, pero lamentablemente, sin el sentido común de éste insigne personaje literario cervantino. ¿Por qué no despertamos ya del sueño para tener un mundo común equitativo y nos sacudimos de tantos irresponsables y de partes interesadas que lo impiden? La consternación de un pueblo se produce por la actitud de sus gobernantes y por la falta de responsabilidad de los mismos dentro de un sistema que han construido y siguen manteniendo por el afán de poder. Estamos pasando apuros porque no fuimos conscientes de lo que estaban haciendo los políticos que nos han gobernado. Y el efecto de este comportamiento es que, actualmente, nos encontramos en una encrucijada: la acción de los intereses de los dirigentes políticos, con la corrupción que tienen montada va en una sola dirección, las tendencias del lucro insaciable, a veces ilícito, de los bancos que con su batuta “dirigen” a los anteriores, va en otra, la de los sindicatos acomodados va por otro lado, la Administración de justicia, vetusta e incoherente camina por otra vereda, los nacionalistas, sacando “tajada” al Estado, marchan por oto derrotero, y así vayamos sumando, etc. Hay una parte “intocable” de la sociedad apática instalada en la galería contemplando el sufrimiento ajeno, que es nuestro, otra que está en Babia, y un movimiento, en incremento, de indignados dentro y fuera del 15M que no les falta razón para manifestarse de distintas formas. El efecto de todo esto, es que nos encontramos sin unidad, sin centro, sin rumbo, en una nebulosa. Y sinceramente, una sociedad con estos trazos, se va haciendo poco a poco en pedazos y queda fragmentada.¿Quién lo diría?

¿Son consustanciales las crisis en un sistema capitalista? Por supuesto que sí, pero una cosa son las crisis de las economías que tienen sus ciclos “normales” y las otras son las crisis financieras que tienen su origen en cada sistema financiero, como el nuestro, donde los gobernantes no han subordinado el sistema bancario español, dándole barra libre. Recordemos que hace bien poco, como bocones, se jactaban nuestros dirigentes políticos y banqueros de que el nuestro, era “el mejor del mundo”. ¿Tenemos razones para desconfiar de nuestros pasados y presentes gobernantes? ¡Por supuesto que sí! Hemos sido testigos pasivos del atraco al dinero público y de cómo nuestro sistema financiero se ha ido a pique. ¿Tienen alguna responsabilidad en este desaguiso las entidades bancarias, y los dirigentes políticos (Estado, Autonomías y Municipios), que van agarrados de la mano? ¡Claro que si! ¿Debemos pagar los platos rotos los ciudadanos? ¡No!. ¿El gobierno debe subvencionar dinero público a las entidades bancarias u otros organismos para que puedan recapitalizarse o promocionarse? Si lo hace, debe hacerlo bajo condiciones, con intereses y garantía de retorno de los préstamos, porque los ciudadanos hacemos lo mismo cuando acudimos a los bancos.

Los sociólogos como otros expertos en la materia comparten sus análisis de que, las decisiones políticas importantes sobre economía las toma una minoría selecta, sin contar con la mayor parte de la sociedad. Me refiero a ese poder formado por políticos y ricos que componen una oligarquía. Y, si llega a suceder algo trascendental, es siempre fruto de un plan. Basta ya de tanta “mamadera de gallo”, con frases o discursos huecos, y cuentos interminables como el del “gallo pelón”. Recordemos cuando hace muy poco tiempo el pasado presidente del gobierno nos decía que “no había crisis” y que “nos llevaría al corazón de la Unión Europea”, ó como el actual presidente del gobierno, que prometía mucho en su programa electoral y ahora no lo está cumpliendo del todo, resistiéndose a recomponer un sistema “alternante” que nos ha llevado a la ruina. Sería muy patético e indigno si nos adaptáramos al malestar social económico con resignación, solamente abrazados a nuestro sacrificio, sin que nuestros gobernantes den el ejemplo de tomarse la misma medicina que nos recetan.

Podemos salir de esta difícil situación en que nos encontramos si somos concientes del sistema que hemos creado y somos capaces de cambiar el rumbo antes que encallemos, comenzando a soltar lastre y a corregir vicios. Y para empezar tenemos que desparasitar al Estado de tanto chupóptero y de sus mangoneos en las instituciones para que no agote la poca savia que aún le queda y acabe muriendo. Para ello la corrupción en la política tiene que dejar de ser una regla, el fraude fiscal tiene que atajarse de raíz, se debe cerrar la fuente de las subvenciones, salvo las de interés general y que los partidos políticos, los sindicatos y la patronal se autofinancien, que se terminen los privilegios “feudalistas” de los políticos para que también paguen los mismos impuestos que pagamos el resto de los ciudadanos, eliminación de la duplicidad administrativa del Estado, fuera cargos políticos de confianza o similares, bajada de los suculentos salarios de todos los políticos sin excepción y subida del salario mínimo interprofesional, que es de vergüenza, que se elimine el agravio comparativo que existe entre los políticos y el resto de los ciudadanos para que todos coticen a la seguridad social los mismos años para obtener la jubilación, políticas eficaces para erradicar el numerosísimo desempleo, que el partido en el poder que nos gobierna, con mayoría, tenga el coraje de darnos un Poder Judicial que sea totalmente independiente, estatutario y funcionalmente, de los poderes ejecutivo y legislativo, que los miembros del Consejo General del Poder Judicial no dependan de los partidos políticos que los designan, y que de una vez se cambie esta Administración de justicia parsimoniosa, rancia y morosa que no deja de ser injusta para el ciudadano que la sufre, por otra que sea profesional, eficaz, moderna y donde los litigios no se eternicen, etc.

Hemos creado las Comunidades autónomas que se han trasformado como aquellos regímenes políticos autónomos que tuvimos en 1009, llamados reinos de taifas, que como pequeños estados contribuyeron en su momento, a la desintegración del califato de Córdoba. ¿Quiere esto decir que no sirven las autonomías? Sinceramente, pienso que éstas pueden ser útiles si se estructuran racionalmente, estatutaria y funcionalmente, a semejanza de otras entidades similares existentes en los países de la Unión Europea. Por el contrario, las Diputaciones o Cabildos son totalmente innecesarios y costosos.

A nuestros males de la grave situación financiera creada en nuestra nación, se añade otra que nos envuelve como un tornado, como es la provocada por el imperio mundial de las finanzas. Ahora, cada vez son más las naciones occidentales que están hipotecadas por los especuladores financieros internacionales, que con la asistencia de sus agencias de calificación, y la mala gestión administrativa de los respectivos gobiernos las han llevado a que éstas coticen en una especie de “Bolsa” de credibilidad económica.

Desde hace mucho tiempo se viene publicando, y se sabe, que hay un plan cuidadosamente trazado del “poder de las finanzas en la sombra” (léase, por ejemplo, el libro documentado del periodista Jim Marrs “Las Sociedades Secretas” 2006) Este “gobierno secreto”, cuenta con un indudable dominio intelectual sobre el mundo político (solo hay que ver la mediocridad reinante de éstos últimos). Por lo tanto, constituye por sí mismo una élite con capacidad rectora para imponer sus intereses e influir sobre la voluntad de la feligresía de los gobiernos del mundo. Dice Bill Moyers que “El secretismo es la libertad con que cuentan los fanáticos: ningún vigilante para controlar la puerta, ningún contable para controlar las cuentas, ningún juez para controlar la ley. Los gobiernos secretos no tienen constitución. Las reglas que siguen son las reglas que inventan.” O sea, a mi parecer, le viene bien la frase “los zorros cuidando de las gallinas”.

Dicho esto, parece que ese “gobierno en la sombra”, sigue los mismos pasos andados antaño por la Iglesia, en su versión religiosa, por la creación de un orden de intereses teocráticos, y este supuesto poder oculto, ha elaborado un plan cuidadosamente trazado, comenzando a preocuparse seriamente por la creación de un “Nuevo Orden Mundial” dedicado al culto del vellocino de oro consagrado a “ellos”, encaminado al servicio exclusivo de los intereses del “dios don dinero”. Da la impresión de que, igual que en la Biblia, necesitaremos invocar para que descienda de la montaña, un nuevo Moisés enojado y destroce este propósito. Este poder financiero internacional oculto necesita de una total afirmación de su propósito en ambos hemisferios, cuidando que ningún continente y sector de la sociedad, por humilde o ajeno que sea a su estrategia, se evada o se incline hacia el lado contrario que ellos requieren. Esta súper entidad internacional financiera viene, desde hace tiempo, imponiendo a sus tecnócratas no elegidos en las urnas, en los puestos claves de las naciones a las cuales han dado un agazapado “golpe de Estado”.

La realidad la fabricamos nosotros. Y las personas somos también quienes la vivimos marcando etapas de crisis y esplendor, según el contexto del tiempo. Con arreglo a estos comportamientos subjetivos, las sociedades se marcan sus límites, abismos y cimas en su acontecer. Y, de acuerdo a estos accidentes temporales, conciben sus temores o esperanzas hacia un futuro. Por tanto, con esta situación tan crítica en que nos encontramos, peligra el sistema democrático verdadero, porque estamos convirtiendo este sistema político de libertad en una plutocracia dedicada al culto de la riqueza. Y ante esta situación tan trascendental creada por el poder financiero internacional que controla el dinero y el crédito, acabaremos siendo todos succionados y terminaremos siendo unos “esclavos” modernos en un mundo de servilismo y pobreza sometido a las élites dominantes del “Money”.

Permitidme que recuerde al sabio y letrado chino Kung-chin Cheng-Ti, conocido popularmente como Confucio (551-479, a.C.) quien dijo que hay varias clases de delitos imperdonables que merecen un ejemplar castigo:

“Aquél en que la persona medita en secreto y practica bajo el barniz de la virtud. Aquí hay peligrosidad criminal.”
“La obstinación reconocida y comprobada contra la sociedad. En este también existe peligrosidad criminal.”
“La calumnia disfrazada con el manto de la verdad para engañar al pueblo. Igualmente hay indicios de peligrosidad criminal.”
“La venganza, después de tener escondido el odio durante tiempo, en los aspectos de la verdad. Referido a la criminalidad de los funcionarios políticos.”
“Formular lo positivo o negativo sobre un mismo tema, inclinándose al interés que se tenga en pronunciar sobre una u otra cosa. Corresponde al delito que puede cometer la Administración de justicia.”

“Si los negocios públicos no son resueltos, el orden y la armonía no llegarán a florecer en el reino. Si el orden y la armonía no florecen en el reino, la ley y la justicia no alcanzarán su fuerza. Si la ley y la justicia no alcanzan su fuerza y sus fines, el pueblo será incapaz de mover pies y manos y desembocará en una tragedia.”

“Desde el momento en que el gobernante transgrede la ley, ya pierde el mando del Cielo, del mismo modo que un señor, cuando comete un robo, ya no es el señor, sino sencillamente un ladrón.”

Hemos escuchado y confiado en quienes creíamos que eran más prudentes, sinceros y mejor preparados que nosotros, dejándonos guiar por ellos con implícita seguridad de que nos administraban bien y nos decían la verdad, pero tristemente no ha sido así. Y la realidad es que estamos atrapados en un aprieto económico de gran alcance y una corrupción que nos carcome. Ahora no nos vale para nada entrar en los detalles como indicadores de los errores cometidos, con el simple objeto de excusarnos discutiendo, descalificando, o incitando a otros a la violencia. Tampoco nos vale echar la culpa de nuestros males a otros países mejor administrados. Más bien, debemos utilizar la razón, no siendo sectarios o pendulares, y dejarnos a un lado las diferencias y la pasión que ofusca. Y como, en realidad, la vida también tiene sus bocetos, ahora tenemos la oportunidad de corregir lo que se venía haciendo mal si queremos darnos cuenta de ello, para salir del atolladero. Lo más factible es que la solución de nuestro problema estatal resida en la capacidad de reconocer el principio general que lo originó y en la aplicación de las medidas generales adecuadas para remediarlo y mejorarlo. Por tanto, lo menos que podemos hacer los ciudadanos, especialmente los que no militamos en ninguna tolda política, es exigir, sin ceder, y ayudar, al gobierno de la nación para que afronte con valentía el reto que tenemos y recomponga, sin parches, la estructura del Estado que está rota, renovando nuestro sistema democrático para que sea verdadero, no formalista y bien administrado, por el bien del pueblo español.


Jose Carrasco y Ferrando, Abogado, Exprofesor y Dr. en Criminología.

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