Las obras de ampliación del puerto deportivo de Roquetas de Mar (Almería) está provocando más de un dolor de cabeza a las personas, en su mayoría jubilados, que tienen que pagar el amarre de sus barcos de recreo, cuyo coste se ha multiplicado. Rafael González, de 73 años, ha dedicado prácticamente toda su vida al mar. Su padre fue pescador y el siguió la tradición familiar hasta que se jubiló. Un cambio de vida, en el que su única pasión es su pequeño barco de recreo, aunque en estos momentos está pensando en venderlo porque no puede mantenerlo más tiempo...