"Es un puerto único", no se cansan de decir en voz alta los que lo visitan. Único por su fisionomía y por ser el paradigma del lujo. Dicen que en 800 metros se aglutinan las mismas 'boutiques' que en 15 kilómetros en la Quinta Avenida de Nueva York.
La más madrugadora o la visionaria de las cualidades del recinto fue la firma La Perla, que con el paso de los años tiene una clintela más que fiel y que, según comentan algunos de sus incondicionales, engrosa un catálogo de la tienda del muelle de ribera con artículos exclusivos que no se venden en ninguna otra tienda de España. Por y para Marbella. Su llegada fue la punta del iceberg y, especialmente, en los últimos tres años, las tiendas se han inaugurado casi en cascada.
No hay que ser muy listos para encontrar razones. El cliente de calidad y de categoría sigue existiendo en la Milla de Oro, por mucho que los malos agoreros se empeñaran en vaticinar una hecatombe tras la revolución 'malaya', y arriba a Marbella todo el año. Da igual que sea invierno, otoño, domingo o miércoles...