Vigo se queda sin amarres. La demanda de plazas para dejar el barco crece en los meses de verano. La situación en la ría de Vigo es crítica ya que la demanda supera con creces la oferta existente. Hay 16 puertos deportivos a lo largo de la ría, muchos de reciente creación, pero los amarres siguen siendo insuficientes. En la actualidad, se considera más difícil y más cara la conservación del barco que adquirirlo.
La ría viguesa tiene un fuerte atractivo para navegantes extranjeros porque en un espacio corto de costa encuentran una variada oferta de ocio y enclaves para amarrar. Además, sus características hacen que sea navegable los doce meses del año. Todos los puertos tienen la obligación de reservar un número determinado de plazas para muelle de tránsito o, lo que es lo mismo, para barcos foráneos.
Durante los meses de invierno, las marinas aprovechan para alquilar esas plazas a navegantes más locales. El problema llega con el verano. Los muelles de tránsito deben quedar más o menos libres y la necesidad de más puntos de amarre se hace patente.
Mientras tanto, los planes de los nuevos puertos deportivos en Panxón, Canido, Cesantes y la antigua fábrica de Massó en Cangas, que supondrían más de mil amarres a mayores, continúan en fase de proyecto.