En Madrid una fiesta se movía entre la actualidad y la nostalgia del glamour perdido. El que tuvieron en otros tiempos Ibiza y Marbella, y que Mallorca conserva casi intacto. Carlos Martorrel convocó, en la terraza del Me Madrid, a los amigos de estos paraísos que fundaron artistas, hippíes, aristócratas y los mejores bon vivants de aquellas épocas doradas.
A BlackBerry se le ha ocurrido insertar en la aplicación B-list las recomendaciones de los sitios de moda, por parte de gente que sabe y con buen gusto, como es el caso de Carlos Martorrel, alma del mejor verano ibicenco. A Susie Lindberg, siempre fiel a la Marbella elegante, que ha sobrevivido a ladrones y destructores. Y a la princesa Loretta Zu Sayn-Wittgenstein, una de esas alemanas que, hace más de 30 años, se enamoró de Mallorca en invierno y de Ibiza en verano, y allí sigue todavía. Muchos alemanes, como Loretta, han salvado pueblos enteros de Mallorca, restaurados con todo su encanto frente a las salvajadas de los depredadores de Andratx y otras costas. Loretta y su marido tienen, en su finca cercana a Manacor, 800 ovejas, su casa y las de otros amigos alemanes, además de La Reserva de Rotana, uno de los hoteles menos conocidos y más exclusivos de la isla. La princesa recomendó muchas cosas, como el restaurante Flanígan, de Miguel Arias, en Puerto Portals; Susie se decantó por el Rastro nuevo de Puerto Banús y la discoteca de Olivia Valére. En cambio, Carlos sugiere el Can Pau de la Carretera de San Miguel...