El diario El País dedica un reportaje a promocionar los encantos de Ceuta, entre ellos, se encuentra su puerto deportivo situado "en un franja ganada al mar".
Hay una franja de tierra ganada al mar donde está el puerto deportivo y un parque, el Parque del Mediterráneo, obra póstuma del arquitecto César Manrique, con tres lagos artificiales de agua de mar; en el centro de Ceuta hay una moderna zona de compras libre de impuestos y una ruta cultural salpicada de historia, con numerosos acuartelamientos militares, y observando la ciudad desde lo alto de sendas colinas dos miradores: el de Isabel II y el de San Antonio.
En la oficina de turismo del puerto, con un mapa extendido sobre el mostrador, abundan datos y lugares de interés: tiene algo más de 75.000 habitantes y un barco turístico que circunvala la parte de isla que tiene la ciudad; existe una tarifa de taxi estándar que por 36 euros enseña la ciudad durante dos horas;
Los habitantes de Ceuta saben que gran parte de la ciudad es una isla cosida por puentes al resto al continente africano, cruzada como por una cicatriz por el foso de San Felipe, el único navegable de Europa. Un día paseando por sus calles es poco tiempo y se abandona la ciudad con la sensación de haber visto sólo la punta del iceberg y con ganas de volver, aunque los retrasos del transbordador el de vuelta a Algeciras que alcanza las dos horas socavan ese impulso.
No es Ceuta sólo una ciudad fronteriza, es además, debido al interés defensivo de su situación geográfica, una plaza de tradición militar con aromas castellanos, árabes y portugueses...