“Los tiempos cambian, y ahora será desde los flamantes y ampliados puertos deportivos de la provincia desde donde se tirará un copo imaginario en busca del turista náutico de alto standing. Una quimera en tiempo de crisis que se traducirá en los años venideros en la duplicación de los puntos de amarre existentes, un total de 4.600, que difieren demasiado de la gran industria que se mueve alrededor de este negocio en Baleares o el Levante español. La diferencia ha sido palmaria en todos estos años atrás y, según algunos estudios en los tiempos de bonanza previos a la crisis, la demanda de este tipo de visitantes ha rondado cifras superiores a los tres mil propietarios de barco a la busca de un amarre. Por poner sólo un ejemplo el Puerto de Marina Empuriabrava en Gerona con 5.000 emplazamientos soportaba una capacidad de atraques mayor que toda la de la costa malagueña, demasiado atomizada, en sus remodelados puertos de pescadores ya obsoletos…”.