Su dedicación a lo onubense le lleva incluso a trabajar gratis desde su estudio de arquitectura por conseguir una ciudad mejor. La pintura, su hobby, es lo que le libera de la “dictadura administrativa” (como él la llama) a la que se ve sometido como arquitecto, pero aun así, cuando coge la escuadra y el cartabón, su amor por Huelva le hace olvidar el encorsetamiento burocrático y ponerse a trabajar para encontrar un mejor diseño urbanístico.
En este sentido, el proyecto en el que ahora trabaja para ofrecerlo de forma desinteresada al Ayuntamiento es el de un Macropuerto deportivo en la desembocadura del Odiel; Alfonso Aramburu lo concibe como “alternativa a las industrias químicas básicas de la avenida Francisco Montenegro" con lo que se podrían recuperar sus 1.500 puestos de trabajos y conseguir varios miles más. Como él explica, -ahora desde su papel de arquitecto y urbanista, sería un “Macropuerto deportivo dé 4.000 amarres que ocuparía desde el quiosco Manolin hasta el Club Marítimo actual".
El proyecto contempla un hospital, un casino, hoteles y un centro comercial. Aramburu lo explica entusiasmado: “con este diseño tendríamos 5 hectáreas de puerto, dos más de
las exigidas, con lo que tendríamos un apoyo de tierra como ningún otro en Europa; seriamos el puerto de espera para la entrada al Mediterráneo’.
Desgraciadamente, este proyecto urbanístico es absolutamente incompatible con el triple puente hacia Punta Umbría anunciado recientemente por la Junta de Andalucía. Para Aramburu ese puente se “cargaría la ‘Ría, ya que nos quedamos sin puerto interior; el nuevo puente tiene que ser donde se proyectó en 1964, que se ubicó en la glorieta de la Orden". El nuevo proyecto “es dé locos"; concluye con una sonrisa.