"Los puertos son las puertas de la ciudad. Pero éstas no siempre deben estar cerradas. Los puertos son escenarios donde ocurre por igual la emoción del encuentro con el que llega o la nostalgia de la despedida con el que parte; también acogen el intercambio comercial y el control de las impurezas." Este fragmento forma parte de un amplio reportaje publicado en el
Diario de Almería sobre aquellas ciudades que sí que han sabido abrirse al mar. Así nos habla de Barcelona, Valencia o la más reciente, Málaga. No ha corrido la misma suerte, Almería.
"La ciudad de Barcelona se abría al mar impulsada por la transformación urbana de los Juegos Olímpicos de 1992 y que se consolidó con el Fórum de las Culturas de 2004. La ciudad de Alicante hacía lo propio en el planeamiento urbano de 1992 ya que se proponía la transformación de un ámbito industrial con la voluntad de convertirlo en una zona de ocio, como continuación del paseo del Conde Vallellano y su relación con el puerto deportivo. O más recientemente, la transformación del puerto de Málaga, con la inauguración del museo de arte contemporáneo Centre Pompidou en el muelle 1, o el Palmeral de las Sorpresas en el muelle 2 y que relaciona con más nitidez el centro histórico de la ciudad con su puerto.
(...) Cuando se llega a
Almería, desde la carretera de Málaga, y se sale del túnel de Bayyana, se descubre una de las vistas más bonitas de la ciudad: una panorámica de la Alcazaba, el barrio de La Chanca, el puerto pesquero, el puerto comercial, el muelle de levante, el cargadero de mineral del cable inglés y al fondo el Zapillo, el nuevo barrio de La Térmica y la desembocadura del río Andarax.
(...) Lamentablemente, a medida que nos adentramos por la carretera de Málaga, un muro nos aleja del mar, casi para siempre. Ese muro, que cuanto más nos acercamos al centro, se hace más frondoso de vegetación y más opaco a la visión del puerto, nos ofrece un respiro a la altura de la rambla, pero el edificio de la Autoridad Portuaria nos desanima definitivamente. El propio muelle de levante, hoy invadido por un aparcamiento, tendría que ser la prolongación natural del espacio público que se genera en la rambla...".