El que fuera presidente de ADIN hasta hace unos días y de la Federación Española de Vela desde 1971 a 1984, D. Miguel Company Martorell, falleció la pasada semana en Barcelona.

Miguel Company marcó un cambio substancial en la manera de entender la gestión deportiva de la, por entonces, Federación Española de Vela, lo que le permitió dar un gran salto en el estilo y los métodos de trabajo federativos, adelantándose a su época y cimentado el vertiginoso ascenso de la Vela española en el panorama internacional. Supo rodearse de los más destacados deportistas de la época, como José María Benavides, Toño Gorostegui o Alejandro Abascal, al tiempo que contrataba a Paul Maes como responsable técnico de la Federación. Promotor de la Escuela Nacional de Vela de Palamós, concentró en este recinto a los mejores regatistas y técnicos de la Federación, al tiempo que inició la colaboración con la Residencia Blume de Barcelona, en la que residían y estudiaban jóvenes regatistas de calidad que, los fines de semana, entrenaban en Palamós. De la unión de estos dos procedimientos de promoción surgió la gran explosión de la vela española.

Gracias a su buen hacer, bajo su mandato empezaron a llegar las medallas. En las Olimpiadas de Montreal de 1976, la tripulación del 470 formada por Antonio Gorostegui y Pedro Luís Millet consiguió una medalla de Plata. En Moscú ‘80, fueron Alejandro Abascal y Miguel Noguer, en el Flying Dutchman, los que se llevaron el primer Oro del deporte español en unos Juegos Olímpicos de Verano. Y ya en Los Ángeles ’84, Luís Doreste y Roberto Molina repitieron Oro en la clase 470.

Pero, esencialmente, Miguel Company era un hombre bueno, comprensivo y leal, de una calidad humana irrepetible. Todos los que tuvimos la suerte de navegar con él, lo recordaremos siempre.

Miguel, siempre nos acompañarás a lo largo de todas las singladuras de esta Real Federación.

Descanse en paz.

Pronto publicaremos sendos reportajes aparecidos en la prensa náutica sobre ADIN y ANEN