Luis Durán, gerente de la empresa Estibadora Sevillana, recuerda que fue en el año 2000 cuando comenzaron a estudiar el proyecto con la vista puesta, dice, en el nuevo marco jurídico que se avecinaba con la Ley de Puertos. Esta nueva norma llevaba aparejada la necesidad de dotarse de dimensión financiera para encarar «un nuevo marco en el que las inversiones tendrían que venir de manos de la iniciativa privada», explica. Insiste Durán en que «tras seis años de presencia en el sector, el proyecto Estibadora Sevillana está plenamente maduro como empresa sólida y consolidada en el mercado».
Estibadora Sevillana es fruto de la unión en 2001 de cinco empresas consignatarias y estibadoras de la capital andaluza: Agencia Marítima Portillo, Lamaignere, Grupo Pérez&Cía, Vapores Suardíaz y Viuda de Filomeno de Aspe. Las cuatro compañías decidieron unir sus fuerzas hace seis años para competir en mejores condiciones en el negocio de la carga y descarga.
Cuando acometieron su fusión en el puerto de Sevilla trabajaban 15 empresas estibadoras, lo que evidenciaba una gran atomización del sector. Con su iniciativa las empresas de la capital andaluza se sumaban al proceso natural de concentración del sector, garantía para poder afrontar grandes inversiones.
Los datos reflejan que el grupo dispone en propiedad —en régimen de concesión administrativa en la zona de servicio del puerto de Sevilla— de un total de 27.000 metros cuadrados de naves polivalentes sobre una superficie concesionada de 52.000 metros. Esta infraestructura permite a la empresa una capacidad de almacenamiento de graneles sólidos bajo techo de 100.000 toneladas, a lo que habría que sumar lo que la empresa puede almacenar a cielo abierto en campas, almacenes o en explanadas en régimen de alquiler tal y como dispone el puerto.